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jueves, 15 de enero de 2009

CRÍTICA - "MÁS RESPETO QUE SOY TU MADRE"


SIMPLEMENTE GASALLA...



Esta noche, a minutos de las 22 horas estrenó a sala llena en el Teatro Metropolitan, la gran comedia adaptada y dirigida por ANTONIO GASALLA, denominada "MÁS RESPETO QUE SOY TU MADRE".


La obra es simplemente Gasalla estando las dos horas que dura el espectáculo en escena hablando y hablando. Hace de interlocutora, habla con el público y le va contando la historia de su vida y además interactúa con los diferentes personajes de su familia que aparecen durante toda la obra.


Su familia está compuesta por su marido, el genial Enrique Liporace que no logra un marcado personaje en la historia. Simplemente está para interactuar con Gasalla y pocas veces pone un bocado que hace reir al publico.

Los hijos, están representados por:

Esteban Pérez, quién comienza con un muy buen personaje pero cae al principio del espectáculo y no logra buscarle la vuelta para salir del "muchacho serio" del que siempre actúa.

Nazareno Mottola, es siempre lo mismo. Hace lo mismo que hacía con Maby Wells en D9 A 12, el año pasado en BDV y ahora en EL MURO INFERNAL. Sus caídas como siempre son graciosas y hace de nene inútil.

Eliana Gonzalez, es la revelación del espectáculo.

También compone el elenco de Antonio Gasalla, Alberto Anchart, que hace de un abuelo traficante de drogas. Un personaje a su medida aunque no llamó la atención.


Todos logran darle la base y estructura que Antonio Gasalla necesita para expresarse y ser quién es. Con un papel con un poco de Soledad, Mamá Cora y mucho de él mismo.


La puesta es sencilla, como cualquier comedia. Las diferentes escenografías son grandes fotos que bajan de fondo como para hubicarse en los diferentes lugares y situaciones. Mucha austeridad se ve en el escenario pero cubierta por el talento absoluto de Antonio Gasalla.

Un mensaje para el sonido... "MÁS RESPETO QUE ES GASALLA"

Para mejorar, el sonido que tuvo muchas fallas, haciendolo enfurecer en plena función a ANTONIO GASALLA en varias ocasiones.
A su vez no había organización entre el encendido de microfonos y el ingreso o salida de los diferentes personajes a escena, cosa que hacía perderse la letra de muchos personajes que pensando que tenían el micrófono prendido, hablaban bajo.